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domingo, 12 de febrero de 2012

Buscando mi trébol de cuatro hojas...

Hace un tiempo, tuve "la buena suerte" de asistir a una conferencia de Alex Rovira. Si no mal recuerdo hablaba de confianza y compromiso.

A priori, no pude decir si me había gustado o no porque la sensación clara fue mucho más simple: conmoción. Simple, ¿no? Supongo que para explicarme, debería decir que no es la conmoción que sientes cuando te tiran un cubo lleno de gusanos a la cara (cruzo los dedos), ni tampoco que te quedes encerrado en el ascensor con Ewan Mcgregor, es más bien, por decirlo...algo así como la conmoción que podría sentir un pulpo en un garaje. Desconcierto absoluto seguido de un subidón de adrenalina. El motivo, es el siguiente: En no más de una hora consiguió deshacer y entretejer en un discurso elocuente y lleno de contenido, toda la maraña para encauzarme que tenía acumulada en el cerebelo desde hacía...¿años?

Pulpo de Mónica Torrejón Majluf de Kelly

Retomada la calma emocional que precede a la tormenta visceral y haciendo un análisis más concreto, sí, me gustó, me gustó mucho, como cuando te gusta ese chico de la piscina a los 15, de forma irreverente e irreflexiva, porque hay algo que inexplicablemente te chifla. A ver, entenderme, no es que quisiera inmiscuirme en su familia en clave mano que mece la cuna, dado que les guardo por extensión, un gran respeto, no, es algo más espiritual. En un breve lapso que me supo a helado de yogurt de fresa por lo menos, me absorvió el coco y encima me colmó de paz, no solo por lo que decía sino por como lo decía. Vamos, que me quedé más mansa que una hormiga y más feliz que una perdiz. Mi compañera y yo, (sí, gracias a Buda, no fui la única de comportamiento preadolescente en aquel momento) nos quedamos enganchadas, tanto como, y lo digo con absoluta incredulidad hacia mí misma, para intentar la audacia de pedirle el power point en un acto acorde al de fan enfebrecida, (imaginad un postconcierto de Justin Bieber). Evidentemente, pese a la mirada de gato con botas, la síntesis de toda su obra y pensamiento hasta ahora, no era de uso libre y gratuito, y no tuvo el efecto buscado, en cualquier caso, su educada negativa fue como un canto de sirena que te lleva cual zombie (tipología cercana a resident evil) a la librería más cercana dispuestos a aniquilar a todo aquel que te impida comprar sus libros de forma compulsiva. Ahora bien, ahí terminó el amor...porque esto fue como son los breves encuentros, como son los amores de verano, como son las noches sin pretensiones que salen perfectas, vamos, como es "el romance", pero en clave intelectual y absolutamente unilateral, que, admitámoslo, es algo más triste. En resumidas cuentas, que cuando se acaba, pues lo recuerdas con viveza y con cariño, pero sin tanta intensidad.

El tiempo y las circunstancias de la vida, quisieron que disfrutara involuntariamente de otra conferencia de este señor en la inaguración de curso de la EIG. Si el encuentro fue bueno, el reencuentro fueron...fuegos artificiales. Con un esencia motivadora al 100%, te dan ganas de montar una multinacional en un periquete. Sí, también con la que nos está cayendo. Si toda la prole recién salida del cascarón universitario tomaran al pie de la letra sus palabras, saldrían en las revistas como lo más emprendedor que ha engendrado la madre patria en los últimos 20 años.

El encantador de Serpientes de Jean-Léon Gérôme
Y así, por segunda vez, salí más encantada que una serpiente en Jaipur. Pero esta vez con el firme propósito de hacerme con la lectura de este señor, que tan bien me cae, y que tan bien me sienta. No sé si tendréis la oportunidad de escucharlo alguna vez, si es así, aprovechadla, y si no es así, recomiendo su lectura. Si uno tiene un mal día, o no sabe enfatizar el lado bueno de la vida, o está más perdido que ese pulpo conmocionado que he mencionado antes. No lo dudéis. La buena suerte está en vuestras manos.

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