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jueves, 2 de febrero de 2012

rainning day



Hoy cuando me desperté, estaba lloviendo. El sonido constante de las gotas tamboreaba el tejado de madera, miré ilusionada desde la ventana el cielo gris, la ciudad a lo lejos bajo un gran nube de plomo y sentí un ligero escalofrío por el simple deseo irrefrenable de salir corriendo a por un croissant a la calle, bajo la intensa lluvia y un frío demoledor, con mi escueto pijama y descalza! Pero esto no es desayuno con diamantes, ni estoy en una editorial absurda de moda mojada, ni los cruasanes vienen de Paris, al menos a mi casa. A falta de jet privado y konditorei a la vuelta de la esquina, decidí no bajarme el ánimo y pintarme los labios rojos. Así que tras una buena dosis de cafeína y otra, más pequeña, de sentido común...he decidido quedarme en casa estudiando y aún con más gusto, leyendo. Tooooodo el día. Me voy con Kvothe, a ver si se aprende de una vez el nombre del viento, y los themen de Deutsch Lernen. Me voy con mis fresas y mi café recién molido. Que son esas cosas que se agradecen de corazón cuando no toca trabajar...porque es así como muy de peli romántica de domingo tarde (y si no lo es, yo me lo imagino)...y porque la felicidad no solo te encuentra, hay que ir a buscarla, y quizá te la cruces, muy de mañana, aunque sea en la cafetera italiana de tu cocina y en la librería (oh! gran templo) del salón.


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