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viernes, 24 de febrero de 2012

siempre...RETROBACK


El Retroback es uno de esos placeres que uno se merece disfrutar de vez en cuando. Este festival de cine, que este año le rinde culto a Marlon Brandon, y que curiosamente aúna un ambiente de lo más heterogéneo, es un recordatorio de que el buen cine a menudo está exento de tecnología, y que lo importante no son los medios sino la historia y sus personajes, que es lo que te llega y la respuesta que produce en ti. Es volver a los clásicos pero con gusto. Acaso tan lejos de lo que hoy consideramos una película bien hecha y desde luego, actual, aunque desde mi punto de vista, para hablar de los felices años 20, me he quedado gratamente asombrada, es el cine de Buster Keaton, ese señor con unos ojos maravillosos, que sin voz te hace reir a carcajadas o despierta en ti una enternecedora sonrisa con sus dotes de detective despistado. Volver a ver a Annie como se desenamora de un Woody egocentrico, grande, desesperado a su manera y entregado, en fin, a la satisfacción de un buen recuerdo. Desear y aborrecer, como la vida misma, un último tango en parís. Comprobar que no deseas subirte a un tranvía llamado deseo... Conocer a Oliver, huir de ballenas, dar la bienvenida a Mister Marshall, saludar al César...en fin, una oferta amplia y amena, aunque quizá más floja desde mi punto de vista que años anteriores, pero aún así, estupenda.


Admito que Marlon no es, en fin, un actor que  me cree simpatía. No me convence del todo. Grita demasiado...siempre. Pero verlo en su apoteosis masculina en pantalla grande, con su propia voz, y en un teatro de sillones de terciopelo rojo y entorno deliciosamente decandente... no tiene precio. Esta noche tenemos una cita, un joven Marlon se quitará la cazadora de cuero para todo el que quiera verlo... y yo estaré ahí para guiñarle un ojo... o los dos.

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