A un tris de coger vacaciones, pensar en una maleta cargada
de bikinis y libros que leer tirada en un hamaca, hacen de estos días
infernales en la ciudad, algo más llevadero.
Cuando uno acumula agotamiento físico y mental, el turismo hiperactivo se convierte en algo menos atractivo que el deleite del dolce far
niente.
La wish list del verano la encabeza sin lugar a dudas la anarquía horaria, seguida por largas jornadas de arena y mar, zumos helados y bloody mary a discrección.
¿Y por qué no? un ligero road trip a los fondos marinos.
3, 2, 1...splash!
3, 2, 1...splash!
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